Investigadora oriunda de Tepexi llega a España gracias a la Pitaya

La ingeniero agroindustrial Leticia García Cruz, quien se atrevió y logró lo que nadie en su comunidad: alcanzar un grado de maestría que la llevó en abril pasado a Europa para investigar los beneficios de la pitaya.
Alejandra Rosas

  • Condenada a no terminar ni la primaria, Leticia García se impuso a su realidad y cosechó éxitos en el extranjero con este fruto

Romper los paradigmas de casarse a los 15 años, llenarse de hijos y apenas concluir los estudios de educación primaria, es casi imposible para una joven promedio que habite la ranchería de Loma Cajón, ubicada en una zona árida y recóndita del municipio de Tepexi de Rodríguez, Puebla; pero no fue así para la ingeniero agroindustrial Leticia García Cruz, quien se atrevió y logró lo que nadie en su comunidad: alcanzar un grado de maestría que la llevó en abril pasado a Europa para investigar los beneficios de la pitaya.

La joven de 24 años es posgraduada de la maestría en Ciencia y Tecnología Agroalimentaria por la Universidad Autónoma Chapingo. Su desempeño académico le valió ser la única seleccionada de su grupo para llegar a la Universidad de Salamanca, España, en calidad de investigadora y ampliar los conocimientos que existen en torno a la pitaya (Stenocereus Pruinosus).

Son precisamente sus estudios sobre esta cactácea columnar, que se produce en 70 municipios poblanos, incluido Tepexi, las que le motivan a decir que quiere ser profeta en su tierra.

Campos de Loma cajón, Tepexi de Rodríguez

Lejos de pensar en migrar a una ciudad o quedarse en el extranjero, la becada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se ve, en 10 años, de regreso en Loma Cajón.

“Me veo trabajando para mi comunidad, organizándolos, haciendo una cooperativa, vinculándonos con otras zonas productoras para que se asocien, fomentando los valores de que la empresa es de todos y para todos”.

Su único deseo es que sus paisanos tengan una fuente de recursos que les permita mejorar la calidad de vida de sus familias mediante la producción e industrialización de la pitaya, producto con amplio potencial de venta en el mercado nacional e internacional, pero que al igual que la pitahaya (hilocereus), es acaparado por asiáticos e israelitas.

Escasean posgraduados en Tepexi

Tenía 14 años de edad cuando la hoy investigadora le dio un vuelco a su vida al decidir estudiar la preparatoria agraria en Chapingo, incitada por su hermana Silvia, y fue así como dejó Loma Cajón, localidad conformada por alrededor de 250 habitantes cuyas casitas rústicas, carentes muchas de servicios básicos, se encuentran desperdigadas entre cerros de grava colorada.

Sus padres le brindaron el apoyo

En ese sitio, dónde el sol ardiente curte la piel a los niños y el agua escasea, se cuenta apenas con la primaria Josefa Ortiz de Domínguez, en la que su matrícula regular alcanza un total de 40 alumnos cada ciclo escolar. Son estudiantes de los seis grados a quienes imparten clases dos profesores de la zona.

También existe un preescolar al que asisten unos 15 infantes, pero en ese sitio no hay educación secundaria. Quien quiera cursarla tiene como opción más cercana la que se ubica en Lomas San Francisco, otra ranchería del lugar.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al 2010 revelan que la población de Tepexi de Rodríguez con 18 años y más que refirieron tener estudios de posgrado era de apenas 44 personas, mientras que el grado promedio de escolaridad de la población mayor de 15 años es de 6.7 años.

Para llegar a estudiar a Chapingo, Lety, como la llaman sus padres, tuvo que sortear no sólo las barreras económicas sino las ideológicas, esto debido a las críticas de parientes cercanos.

Sin embargo, poco importó a don Genaro García que en su pueblo no sea bien visto que una mujer “ande sola” y optó por sacar adelante la carrera de su hija, la única de sus nueve vástagos a la que sus estudios la llevaron al viejo continente.

En la idiosincrasia de esta comunidad, al igual que en otras del país, prevalece la idea de que las mujeres deben quedarse en casa a cuidar de sus hijos y ayudar a su marido en las labores de labranza o en el mejor de los casos ir a “ganarse los dólares” trabajando en Estados Unidos.

México no es competitivo en pitaya

“¡Nos falta cacarear el huevo!” expresó la egresada de Chapingo al referir que sigue sin despegar el cultivo tecnificado, venta e industrialización de la pitaya en México y no obstante, dijo, pese a que la producción nacional fue de tres mil 193 toneladas en 2011, ésta dejó una derrama económica de 39 millones ochocientos 43 mil pesos.

Leticia quiere ser profeta en su tierra

Con un precio actual de venta de 13 pesos kilo, de acuerdo con el reporte de la Secretaría de Economía (SE), el cultivo de pitaya se muestra como la alternativa idónea para mejorar la economía de las comunidades rurales debido a su bajo costo de producción y su resistencia a la sequía.

En México las tres especies de mayor valor comercial (pruinosus, stellatus y queratoensis) abren un nicho de oportunidad en Europa pero más aún en el llamado mercado de la nostalgia, es decir entre los connacionales radicados en Estados Unidos, sobre todo aquellos que viven en California y Nueva York.

Es la Mixteca Baja, que comprende las entidades de Oaxaca y Puebla, el punto más importante en producción anual, pues ambos estados aportan el 58 por ciento de ésta.

La junta auxiliar de Dolores Hidalgo, municipio de Santa Clara Huitziltepec, es de las comunidades de mayor vocación pitayera en lo que concierne al estado de Puebla.

En una década se ve formando una cooperativa en su tierra

De acuerdo con el delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Alberto Jiménez Merino, la entidad poblana aporta mil 200 toneladas anuales de la llamada pitaya de Mayo (Stenocereus Pruinosus) mientras que de la de temporal o Xoconostle (Stenocereus Stellatus) otras 300 toneladas.

En nuestros días, se sabe que la molécula betalaína que contienen las pitayas posee propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Ayuda también a una mejor absorción de la glucosa y son ricas en vitamina C.

Su tintura, explicó García Cruz, evitaría el uso en México de colorantes artificiales en alimentos procesados reduciendo posibles riesgos cancerígenos en la población.

Ideología del mexicano

El reto que se presenta a los productores nacionales de pitaya es mayúsculo, sin embargo García Cruz ve dos trabas a vencer: lo que identifica como un sentimiento de inferioridad del mexicano y la eliminación de políticas gubernamentales paternalistas.

A la egresada de Chapingo le queda claro que no es con apoyos económicos como se impulsa a la gente a transformar su realidad sino implementando, dijo, políticas públicas encaminadas a la enseñanza y capacitación de los campesinos.

De sus convicciones se desprende la idea de anteponer la búsqueda del bienestar colectivo sobre el beneficio personal ya que a su parecer cuando se hace lo inverso “se cae en excesos, en corrupción, desvío de recursos; etc.”

Al platicar la no grata experiencia que fue para su hermana acudir a una entrega de recursos en San José Xacxamayo, porque desde su óptica el evento terminó en acto político, calificó como lamentable que en México estos sean condicionados al apoyo de partidos o grupos.

La poblana es la única de su generación en Salamanca

Hace unas semanas Leticia Cruz refirió haber concluido con su trabajo de clasificación pos cosecha de las características de pitaya en la facultad de farmacia, de la Universidad de Salamanca, de tal forma que pronto publicará sus artículos sobre lo encontrado en las investigaciones.

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